El imperdible de la reina
“Veía al punk como parte de un movimiento que había estado vigente durante los cien años que le precedían, con raíces en los primeros artistas de la Revolución rusa, el trabajo antinazi de John Hartfield, Dada, el surrealismo y el situacionismo”.
Reid aceptó el encargo de su amigo McLaren para realizar la portada del primer y único disco de su última creación, el grupo de punk rock Sex Pistols. Jamie Reid, al que McClaren conoció nueve años atrás, encajaba perfectamente en el proyecto. Había sido editor de la revista undreground Suburban Press, una publicación comunal que había ido evolucionando hacia la política radical y militante. En la redacción se montaba el texto rápida y económicamente a partir de una especie de collage que dio en llamar el estilo “blackmail punk” (chantaje gamberro). Una técnica «do it yourself» acorde a la filosofía de la banda.
Querían algo crudo, colores chillones contrastados que lo hiciesen parecer un paquete de detergente, basura desechable. Nada de foto de grupo, para Malcom McLaren eso era una «horterada». El logotipo de la banda se realizó con letras recortadas del Times, tipografías pasadas de moda. El resultado, un escupitajo gráfico que aún destaca en todas las estanterías de vinilos y que a mediados de los años 70 estaba llamado a no pasar desapercibido.
Jamie Reid, a modo de un Warhol incorrecto y peleón, a través de su impactante estética que combina elementos de la cultura tradicional, pone en evidencia lo absurdo que a veces pueden ser los símbolos de la sociedad moderna.